Los gobiernos de la Concertación han construido bases sólidas y han ampliado las oportunidades educativas para todos como nunca antes en nuestra historia. El debate que buscamos instalar acerca del futuro de nuestra educación tiene que ver en cómo somos capaces de garantizar a cada familia chilena una educación pertinente y de primer nivel para sus hijos, independiente de su condición socioeconómica. Para cumplir este objetivo se requiere desarrollar una política educativa que se estructure en cuatro ejes estratégicos fundamentales: en primer lugar, garantizar a la pequeña infancia una estimulación temprana, que les permita desarrollar al máximo sus capacidades y seguir aprendiendo a lo largo de sus vidas. En segundo término, debemos poner un acento fundamental en que los profesores de la educación básica y media accedan a las condiciones que les permita ejercer una docencia de calidad. Junto con lo anterior, se debe avanzar en la mejora de la equidad del sistema, buscando resolver los actuales problemas de segmentación de la matrícula, así como también disminuir la brecha de resultados que existe entre las distintas instituciones educacionales. Mejorar sustantivamente la gestión de las escuelas, liceos, administraciones locales, centros de formación técnica, además de adaptar la institucionalidad pública a las nuevas exigencias de excelencia, son también acciones de relevante significación.
Un tercer eje estratégico dice relación con asegurar las oportunidades de aprendizaje de cada chileno y chilena en todas las etapas de su vida. La existencia de un sistema equitativo de educación permanente, con acento en la formación técnica, es un imperativo para sostener el crecimiento económico del país. Finalmente, es menester garantizar a todo joven con talento – independientemente de su origen- una educación superior de alta calidad, que ofrezca, además de una formación acorde a los requerimientos de nuestro crecimiento económico y de las demandas de la sociedad del conocimiento, un stock de principios y valores que enriquezcan su acervo personal y ciudadano. Junto con lo anterior, es fundamental elevar sustantivamente la demanda por innovación e investigación científica y tecnológica, que hace nuestro sistema social y productivo, requisito esencial que nos permitirá acceder a nuevos estadios de desarrollo.
Nuestra capacidad para crecer en libertad y justicia depende mucho de la educación que seamos capaces de ofrecer a todos nuestros compatriotas. Este es un sentimiento que permea a toda la sociedad y que nos exige ser más rigurosos en lo que tenemos que hacer en el futuro próximo.